Baltimore, Maryland – La Universidad de Johns Hopkins, inspirada por una emotiva carta que fue enviada por líderes del Partido Popular Democrático, le ha hecho una generosa oferta al ex-Gobernador Pedro Rosselló rogándole que regrese a dicha institución educativa. Rosselló, sin embargo, al enterarse del contenido halagador de la carta, se conmovió y rechazó la oferta.
La Universidad de Johns Hopkins,
la cual fuera hogar de Pedro Rosselló antes de que a éste le diera con volver a meterse de cabeza en la política de Puerto Rico
Peter Pewterschmidt, el Presidente de la Universidad de Johns Hopkins, explicó la razón por la cual le extendieron la oferta al ex-Gobernador: «Llegó a mi oficina una carta escrita por varios miembros del ‘Partido Popular Democrático’, el cual asumo era el partido al que pertenecía el Dr. Rosselló, basándome en las cosas bellas que dijeron de él». He aquí una reproducción parcial de la epístola:
Estimado Señor Pewterschmidt:
Con la presente le quiséramos agradecer de todo corazón las atenciones que tuvieron con nuestro amigo y hermano, el Doctor Pedro Rosselló: él nos cuenta a menudo cómo el tiempo que pasó en su universidad fue la época más feliz de su vida. También les agradecemos que le hayan permitido regresar a la vida pública aquí en Puerto Rico, que es su verdadero llamado. Desde que llegó aquí no ha dejado de deslumbrarnos con sus hazañas, desde curarle la cegera a un niño y sanar a los leprosos, hasta donar varios de sus órganos para salvarle la vida a una niña paraplégica y hacer que volviera a caminar. Sabemos que de seguro lo extrañan, al igual que él a ustedes, pero él está aquí ahora con nosotros, donde siempre ha pertenecido. ¡Gracias por devolvérnoslo!
«Luego de leer todas esas cosas», continuó Pewterschmidt, «¿cómo no podíamos hacer todo lo posible por hacerlo regresar a Johns Hopkins? Le ofrecimos tremendo sueldazo, e incluso le dijimos que todos aquellos pequeños malentendidos quedaron olvidados, como cuando le sacó la lengua al Decano de Humanidades, o cuando mandó a un guardia de seguridad a ‘irse a coger por el joyete’ cuando éste lo amonestó por estacionarse indebidamente, e incluso cuando le enseñó el dedo malo a este servidor un día cuando le pregunté que cómo estaba».
El Presidente de Johns Hopkins, Peter Pewterschmidt, rogando con algo de desespero: «¡Regresa, Rossi! ¡Te amamos!»
Por su parte, el Gobernador Aníbal Acevedo Vilá, autor intelectual de la misiva, comentó desilusionado: «Parecía un plan infalible: usar psicología inversa para ver si John Hopkins le ofrecía villas y castillas a Rosselló para que se regrese pa’llá y deje de joder la pita en Puerto Rico… pero nos salió el tiro por la culata porque ese cabrón ya dijo que se quería tirar pa’l 2008».
«No pude salirme con las mías», se lamentó Acevedo Vilá, añadiendo incoherentemente: «¡Y así habría sido si no fuera por esos mocosos entrometidos y su estúpido perro!»
En efecto, el Dr. Rosselló confesó que «ahora más que nunca me quedo aquí en mi terruño borincano. Yo estaba listo para irme de aquí y alejarme del ambiente vituperante que permea la política puertorriqueña… pero cuando me enteré que Johns Hopkins había recibido una hermosa carta elogiándome, escrita nada más y nada menos que por líderes Populares, me emocioné y decidí que simplemente me tenía que quedar aquí para luchar codo con codo con mis hermanos de los otros partidos por un Puerto Rico mejor. ¡De aquí ahora no me saca nadie! ¡Sufre, Johns Hopkins!»
«¿Que cuánto quiero a mis hermanos Populares?» preguntó Rosselló, respondiéndose a sí mismo: «¡Así de mucho!»
Acevedo Vilá mientras tanto, simplemente acotó: «Nos chupó la bruja».