El Viejo San Juan, Puerto Rico – En el próximo peldaño del escalamiento de los sucesos en los predios del Paseo Caribe, los trabajadores de construcción de dicho proyecto, hartos ya de no poder ir a trabajar y devengar ingresos por culpa de la línea de piquete con la cual grupos ambientalistas están bloqueando el ingreso a los terrenos, han decidido protestar ellos mismos en contra de los otros manifestantes y prohibirles el paso a su propia zona de protesta. Este nuevo suceso sólo le echará más leña al fuego a un área donde los ánimos ya están bastante caldeados, sobre todo luego de que ayer la Unidad de Operaciones Tácticas (UOT) de la Policía de Puerto Rico tuviera que darle la partida de cara de rigeur a varios de los manifestantes (por eso de que la situación no dejara de convertirse en otro cliché puertorriqueño).
Vista del Paseo Caribe, la zona actualmente en la mirilla de los ambientalistas (ya que Vieques quedó en el olvido)
«¡Ya está bueno de tanto abuso!», exclamó iracundo Altagracio «Chichí» Montañez, el líder de los obreros. «Los otros protestantes están coartando nuestra libre expresión, y nuestro derecho de ganarnos par de pesitos antes de las Navidades, y es por eso que tenemos que protestar en contra de ellos. ¡No más!» Los trabajadores de construcción del proyecto de Paseo Caribe, haciendo valer su derecho constitucional a protestar pacíficamente, han establecido pues una línea de piquete al frente de la de los ambientalistas, previniéndoles así a éstos llegar a su propia área de protesta. El resultado ha sido un caos total, dado que la Policía, quien no tuvo problema alguno ayer en discenir quiénes eran los protestantes en contra de Paseo Caribe, hoy se ha mostrado impotente al no poder diferenciar entre las dos manifestaciones: «Hoy no sabemos quién es quién porque estos manduletes se me parecen to’s», expresó uno de los miembros de la UOT, quien optó por permanecer anónimo.
Este policía está jugando «Where’s Waldo?» para tratar de distinguir de cuál manifestación es cada uno de esos bambalanes
Montañez manifestó que la idea de la contra-protesta surgió cuando se asesoró con un abogado y descubrió que el derecho a la protesta está tan arraigado en Puerto Rico que la misma Constitución del Estado Libre Asociado lo asegura y hace varias provisiones al respecto: por ejemplo, hay corolarios que estipulan que «el Gobierno ha de proveerle a cualquier protestante que lo así lo requiera: un (1) pandero, un (1) disco de plenas de línea de piquete (o, en su defecto, un (1) disco de canciones de Roy Brown)» (nótese que la Constitución claramente no fue enmendada luego de que el famoso intérprete de canciones de protesta se cambiara el nombre a «Rodrigo Marrón» para apuertorriqueñizarse). Lo que es más, otras provisiones constitucionales estipulan que cualquier protestante puede requerirle al Gobierno «un estipendio que equivalga al salario mínimo federal por cada día que se pase en una línea de piquete, más un premio de cinco (5) dólares por cada mensaje de protesta que el manifestante se invente (siempre y cuando ésta cuente con los requisitos de rimar consonantemente y ser de carácter pícaro y vivaracho); también se proveerá un bono de diez (10) dólares diarios si el manifestante es graduado del programa de ‘Huelgas y Brazos Caídos’ de la Universidad de Puerto Rico«. Montañez aseguró que las leyes son tan generosas para con los protestantes que él desearía que la manifestación de los ambientalistas «dé pa’ buen rato», porque «estar todo el día cantando y tocando panderos, bebiendo cerveza con los panas, y haciendo escante, es mejor que andar trepao en un edificio en construcción y andar to’ el santo día cargando cosas pesadas pa’rriba y pa’bajo».
Aunque es un intento encomiable, esta pancarta no ganaría los $5 de bono por no gozar de una rima consonante
Viéndose afrentados por la protesta en contra de su protesta, los ambientalistas dejaron saber que nadie cohibirá su derecho a la manifestación pacífica y a la «jodedera de parto», y no descartaron hasta la fecha protestar la protesta en contra de su protesta. «¿¡Cómo es posible que estos trabajadadores de construcción igualados se atrevan a prevenirme a mí venir aquí a protestar!?», inquirió con coraje e incredulidad uno de los ambientalistas. «¡Y no sólo eso, sino que los muy sucios nos están robando nuestras plenas de protesta, cambiándole la letra para insultarnos a nosotros! ¿Cómo se atreven? Por mí se jodieron, porque lo que haremos será manifestarnos en contra de su protesta, pa’ que vean lo que es bueno». Expertos estiman que esta situación altamente volátil y potencialmente recursiva podría tener nefastas consecuencias para todos, dado que sucesivas líneas de piquete podrían terminar con cortarle el paso a todo el mundo a la Isleta de San Juan, hasta que los protestantes se aburran o se den cuenta que están haciendo todo ese alboroto por tener acceso a la fortificación más pequeña y más charra del Viejo San Juan, por la cual nunca se interesaron antes de este revolú y la cual ignorarán próximamente aunque se asegure el acceso a ésta.