San Juan, Puerto Rico – A raíz de la noticia reportada en el periódico Daily News , el periódico Claridad, y en güelemil comentarios copy/pasteados por toda la blogósfera boricua, el líder obrero niuyorquino Dennis Rivera ha hecho una donación de cuatro millones de dólares a la campaña del Gobernador Aníbal Acevedo Vilá, presuntamente con el propósito de sumar a su propia unión de empleados de servicio los miembros de la Federación de Maestros, luego de que el gobierno de Acevedo Vilá la desbandara. A pesar de que tanto él como Acevedo Vilá originalmente negaron estas imputaciones, informes de que el Gobernador ha estado actuando como el criado personal de Rivera han comprobado las sospechas de que Acevedo Vilá ha sido comprado.
«Amigo puertorriqueño», había declarado el Gobernador cuando originalmente se le había preguntado al respecto, «te aseguro que aquí no hay gato encerrado, y que todo es un malentendido. Es más, te confieso que la primera vez que el señor Dennis Rivera me contactó para reunirse conmigo, me dije: ‘¿Dennis Rivera? ¿El cantante puertorriqueño que tenía un afro bien cabrón en los años 60 y que nos regaló canciones como Amar O Morir y Para Decir Adiós?’ ¡Ciertamente no sabía que se tratase de un líder obrero, ni mucho menos que a la gente le daría por pensar que me daría dinero a cambio de que mi gobierno descertificase la Federación de Maestros para él poder sumar sus miembros a su propia unión! Y me molesta la insinuación de que estábamos hablando de política y de tratos siniestros simplemente porque él me donó 4 millones y nos reunimos como 20 veces». Sin embargo, al insistírsele que de qué hablaron, entonces, si se reunieron 20 veces y no hablaron de política, Acevedo Vilá respondió: «Pues nada, de cosas de hombres: deportes, carros, y mujeres», respuesta que delató su mentira y convenció a los que lo escucharon de que algo nebuloso había ahí.
El afro de Danny Rivera (parte superior) y Danny Rivera (parte inferior)
En efecto, dado a la patente falsedad de la respuesta de Acevedo Vilá, se realizaron indagaciones más a fondo, las cuales descubrieron comportamientos extraños en la jornada del Gobernador. Por ejemplo, fuentes anónimas reportaron haberlo visto saliendo de Pueblo Xtra con varias bolsas de compra, cuando todos saben que Acevedo Vilá no había puesto un pie en un supermercado desde que había salido electo; igualmente se le vio personalmente buscando a la lavandería trajes cuya marca no era Brioni; y la pista final fue que se le vio cargándole el maletín a Dennis Rivera y aguantándole una sombrilla para resguardarlo del sol mientras éste se paseaba por la calle. Muchos analistas políticos llegaron a la conclusión de que, en efecto, Rivera había comprado favores de Acevedo Vilá, y que lo había convertido en su perrito faldero.
Aníbal Acevedo Vilá, visto aquí en la falda de Dennis Rivera
Confrontado con la evidencia, Rivera no se puso con ambages, y claramente respondió a las acusaciones: «Sí: le di una enorme donación a la campaña de Aníbal, pero para que las cuentas queden claras, no fueron 4 millones, sino 3 y medio… lo que pasa es que sólo tenía cuatro billetes de a millón, y Aníbal no tenía cambio (¡y qué carajo iba a tener cambio, si ni robándole al erario público podría encontrar medio millón de dólares para devolverme!), así que acordamos que él trabajaría como mi criado personal de aquí a noviembre para repagarme lo que me debe». Rivera contó cómo Acevedo Vilá ahora le hace los mandados (literalmente), limpia la mansión que Rivera mantiene en Culebra, y le brilla los zapatos usando su propio cepillo de dientes: «Aníbal es el mejor mucamo que he tenido: es muy hacendosito, sigue mis órdenes sin chistar, y tiene mucha atención al detalle (¡hasta me pone mentitas debajo de la almohada cuando me viste la cama!). O sea que al fin y al cabo no sólo me sonsaqué todos estos maestros para mi propia unión, sino que también encontré el mejor sirviente que hubiera podido pedir: best 4 millions dollars I ever spent!«.
Dennis Rivera, intentando infructuosamente de no parecer un mafioso
Acevedo Vilá quiso añadir algo a las declaraciones de Rivera, pero éste lo interrumpió con una cachetada y le gritó: «¿¡Ibas a hablar en mi presencia sin pedirme permiso, criado igualado!?«, a lo que Acevedo Vilá respondió, amedrentado y cabizbajo, «No, su mercé».
Aníbal rogando para que llegue noviembre, para poder ya salir de su condición de servidumbre