Washington, D.C. – El todavía presidente George W. Bush, intentando dejar un legado presidencial más memorable que la fallida guerra en Irak y la masiva deuda externa, anunció una orden ejecutiva que inmediatamente haría que el adulterio fuera un crimen y prohibiría el divorcio con el fin de proteger la institución familiar. Sin embargo, personas que otrora fueran acérrimas defensoras de la familia cuando esto se refería a prohibir matrimonios homosexuales y a prevenir la enseñanza de métodos anticonceptivos en las escuelas, tronaron en contra del Presidente por «tratar de cagar más arriba del culo».
Dana Perino, la Secretaria de Prensa de la Casa Blanca, comenzó la defensa de la orden ejecutiva del Primer Mandatario diciendo que «el presidente Bush, un auto-denominado ‘born-again Christian‘, ha sido consistente en su lucha en pos de la superioridad moral de la nación estadounidense (bueno, excepto en casos extremos, como la invasión unilateral y no provocada de Irak, la detención sin derecho a defensa legal de personas bajo sospecha de ser terroristas, o la tortura de prisioneros con el fin de extraer información que se estime vital). Esta penalización del adulterio y prohibición del divorcio no es sino la última frontera lógica en pos de la defensa de la familia, que como todos sabemos está en peligro mortal y bajo constante asedio de parte de los Demócratas y los homosexuales (¡valga la redundancia!)».
Dana Perino, PSILF, defendiendo la última loquera de su jefe y secretamente contenta de que desde enero no tendrá que mentir profesionalmente
El presidente Bush dijo que, envalentonado por la victoria de la Proposición 8 en California (que determinó que el matrimonio en ese estado era sólo entre un hombre y una mujer) y queriendo hacer algo para que su presidencia fuera bien recordada, decidió pues asestarle una estocada mortal a aquéllos que atenten contra la familia haciendo el adulterio castigable por ley e imposibilitando el divorcio. «Ya estaba cansando de sentirme como un hipócrita, hablando todo el tiempo de ‘defender la familia’ pero permitiendo que millones de familias al año se deshagan por culpa del divorcio», explicó Bush. «Me dije que si de verdad quería put my money where my mouth is, no me debería bastar con prevenir que los homosexuales traten de mancillar el matrimonio casándose entre sí, sino que tenía que también proteger tenazmente todos los matrimonios heterosexuales… ¿y qué mejor manera que castigando a los adúlteros por arruinar matrimonios y evitando que la gente se divorcie?». El Presidente adelantó que ya no será posible divorciarse «simplemente porque ya no te llevas con tu cónyuge: ahora será hasta de verdad que la muerte los separe, ¿oíste Britney? Se te acabó el julepito».
El presidente Bush asegurando que de ahora en adelante el matrimonio será literalmente «hasta que la muerte los separe»; a su lado, Cheney pensando que no ve eso como un gran problema si algún día si esposa se pone jaquetona
Sin embargo, para la sorpresa de Bush, muchos conservadores que apoyaron otras medidas pro defensa de la familia se mostraron molestos con esta orden ejecutiva. «Yo creo que el presidente Bush no recibió el memo que enviamos hace un tiempito», expresó el ultra-conversador ex-senador por Pennsylvania, Rick Santorum. «En el memorando aclarábamos que el término ‘defensa de la familia’ era código para evitar que algunos farifos igualados traten de rempujarnos su cochino estilo de vida a los demás, e imponerle nuestra visión de la moralidad al resto de la nación… ¡no era literalmente defender el matrimonio! ¿A quién se le ocurre? ¡Si de verdad nuestra intención hubiese sido proteger el matrimonio, nosotros mismos hubiéramos estado abogando por imponerle sanciones al adulterio y hacer el divorcio ilegal desde el principio!». Santorum continuó, mirando con tristeza una foto de su esposa, diciendo: «¿Qué será de nosotros cuyas esposas, a pesar de estar podrías de chavos, no sólo parecen que le espantarían la mula a la Virgen, sino que podrían ser usadas como su repuesto?».
«¿¡Tú me quieres decir a mí que ahora le tengo que ser fiel a esto!?», sollozó Santorum
Igualmente se expresó Larry Craig, el ex-senador republicano de Idaho y visitante profesional de baños públicos, recriminándole a Bush el «coartarle derecho de darse una escapadita on the down-low» a muchos hombres casados. «Ya yo cumplí con la sociedad casándome con una mujer en vez de estar armando revoluces», expuso Craig, «y lo menos que me merezco es el derecho poder pegarle cuernos a dicha mujer con cuanta zahorria me encuentre en baños públicos, sin temor de que me metan preso no sólo por actos indecorosos, sino por adulterio. Presidente Bush, ¿qué no entiende que lo que sucede en la vida íntima de una pareja de adultos consensuales es un asunto privado, y no es para que el Gobierno esté metiendo la cuchara y coartando sus derechos?», preguntó, en un derroche de ironía.
Larry Craig, contento al menos que parecer un viejo verde todavía no es ilegal
El Presidente Bush aseguró que, a pesar de las críticas, no piensa retractar su orden ejecutiva: «Lo menos que puedo hacer, ahora que ya lo que me quedan son algunas semanitas de guiso, es asegurarme que la familia americana está protegida incluso de maridos infieles y esposas putongas. ¡Pónganse a trabajar en su matrimonio en vez de estar rampleteando por ahí, es lo que tienen que hacer!». La testarudez de Bush, sin embargo, es irrelevante según el vicepresidente Dick Cheney, porque «una orden ejecutiva no puede hacer lo que George está diciendo… pero na’, yo simplemente le sigo la corriente para que el pobre se sienta que todavía tiene poder… ¡aunque obviamente el único que tenía poder era yo! Así que no se preocupen, conservadores hipócritas pegacuernos: ¡sigan corriendo hasta de capota, que nadie los va a poder meter presos!».