Indianápolis, Indiana – La Asociación Americana de Psiquiatras (o por sus siglas, «APA», las cuales sin duda aluden a algún trauma infantil con su papá) emitió un comunicado de prensa anunciando que su determinación profesional es que el gobierno de los Estados Unidos debería darle preventivamente «dosis masivas de la droga Prozac a la economía, para evitar que ésta caiga en depresión».
La cura para la economía: empeparse de Prozac antes de que sea demasiado tarde
La asociación médica decidió tomar cartas en el asunto al determinar que ninguna de las medidas tomadas por la Casa Blanca del presidente Barack Obama parecen tener el menor indicio de detener o retroceder el descenso de la economía estadounidense, que se halla hoy día en recesión. «Todos sabemos que después de una recesión lo que viene es una depresión», opinó el Dr. Sigmund Jung, el presidente de la asociación médica, mientras fumaba un cigarro sentado en un gran sillón de cuero en su despacho. «Mis colegas y yo no podemos quedarnos de brazos cruzados, y decidimos poner nuestra pericia a la obra y recomendarle al presidente Obama que invierta en cantidades industriales del anti-depresivo Prozac para que se lo dé a economía inmediatamente, en vez de estar repartiéndole dinero a cuanto proyectito totón sus compinches demócratas quieran fundar por debajo de la mesa«.
El Dr. Jung se sacó el cigarro de la boca por un instante para mirar intensamente a la cámara
El doctor Jung habló de los síntomas observados en la economía que lo llevaron a concluir que un curso intensivo de anti-depresivos podría en efecto rescatar a la economía de su estado anímico: «En realidad basta sólo con mirarla», comenzó el psiquiatra desde su sillón, apagando su cigarro y encendiendo su pipa con tabaco aromático para verse más didáctico. «La economía perdió millones de empleos, y con éstos, su auto-estima; tuvo un padre con trastornos afectivos y una madre castrante, así que no debe sorprenderle a nadie que tenga la predisposición para el desorden unipolar (o para ustedes los brutos, depresión). Ella se la pasa todo el día en payamas; no sale de la casa; se la pasa viendo telenovelas venezolanas todo el día (que son tan charras que lo que hacen es empeorarle la condición). Ahora bien, las buenas noticias son que con cuidado preventivo podríamos lograr que la economía no entre en estado de depresión, o que al menos éste sea más bien una distimia que un episodio depresivo mayor», concluyó, como si alguien tuviera la menor idea de lo que estuviera hablando.
La APA (cuyo lema es «And how does that make you feel?«) citó evidencia histórica que demostró cómo en los 1930’s, la época de la Gran Depresión, la economía no fue tratada con medicamentos, sino que simplemente iba dos o tres veces en semana a un psicólogo para «hablar sobre sus sentimientos», lo cual resultó finalmente infructuoso. La asociación de galenos opinó que, aunque a veces «el paciente en efecto mejora hablando sobre su niñez, su relación con sus padres, o cualquier otra totonada que se nos ocurra preguntar», a veces simplemente «hay que empeparlo hasta el ñu». El Dr. Jung aseguró que «las cosas están a un punto que hay que someter a la economía a un tratamiento médico; no podemos quedarnos con los brazos cruzados, o hacerle caso a las mariconerías que tiene Tom Cruise contra los fármacos psicotrópicos… y dicho sea de paso, al mismo Cruise no le vendría mal darse un cursito de Xanax para que se le baje un poco la neura».
Tom Cruise demostrando que no necesita ningún medicamento para trastornos mentales
Las compañías farmacéuticas no tardaron en manifestar con entusiasmo su apoyo a la medida propuesta por la APA. Por ejemplo, Eli Lilly, una de las más grandes productoras del anti-depresivo Prozac, aseguró que ya estaban aumentando la producción de sus fábricas en anticipación de las dosis masivas de la droga que la economía tendría que ingerir para normalizarse, aunque intimó que «con tanta cantante adolescente desquiciada que hay por ahí, y con tanto artista de cine maniático y esloquilla’o, ya nuestra producción está casi llegando a su límite». La compañía farmacéutica ya recibió una receta de Prozac del despacho del Dr. Jung especificando la dosificación que requeriría la economía para que la Eli Lilly pudiera ir preparándose. La receta médica indicó que el medicamento debería suministrarse «p.o.«, «b.i.d.» e «i.n.r.i.«, aunque ésta última pudo haber sido mal interpretada porque la receta fue escrita a puño y letra por el galeno, y resultó, por ende, casi ilegible.
La farmacéutica Eli Lilly ahora va a estar guisando más que José Nogueras en Navidades
Le preguntamos al Dr. Jung que en cuántos billones de dólares saldría un curso de anti-depresivos como el que él le recetó a la economía, y si él tiene algún interés económico en la venta de dicho fármaco, y el psiquiatra nos respondió rápidamente antes de echarnos de su oficina: «Ay, qué lástima: se nos acabó el tiempo de esta sesión. Tendremos que continuar la semana que viene».