San Juan, República de Puerto Rico – Haciendo concreto el refrán de que «No es lo mismo llamar al Diablo que verlo venir», el acto de protesta de los seis puertorriqueños que interrumpieron las labores del Congreso para aclamar la independencia de Puerto Rico surtió efecto cuando el presidente Barack Obama les concedió su petición, causando un gran revuelo entre el sector independentista en la Isla, el cual no estaba preparado para tal suceso.


Sesión del Congreso interrumpida por los protestantes; abajo se ve a un protestante pidiendo que el vice presidente Joe Biden le baile La Pelúa

Los seis independentistas que protestaron durante la sesión legislativa lanzaron gritos de «¡Viva Puerto Rico libre!» e intonaron «Oubao Moín», ese emotivo poema de Juan Antonio Corretjer hecho canción donde aparece la palabra «sangre» más veces que en un titular de El Vocero de los ochentas. Fue precisamente la emotividad de dicha canción la cual se rumora le llegó hondo dentro al presidente Obama y consiguió que éste determinara concederle a Puerto Rico su independencia. «Es que hice que me tradujeran la letra de ‘Oubao Moín'», explicó Obama, «y esa parte que dice que ‘de entre esas manos indias, negras, y blancas nos salió la patria’ me dio una gran emoción. Los Estados Unidos, mi patria, también se forjó entre manos blancas, negras e indias: los colones ingleses blancos nos trajeron su idioma y sus problemas ortodónticos; los esclavos negros nos legaron el ‘race card‘ para poder yo algún día ganar la presidencia; y los indios aportaron futuros taxistas y gente que manejara nuestra industria de ‘tech support‘. ¿Ven? ¡No somos tan diferentes! Ya, amigos boricuas, vayan en paz: ¡son libres!», exclamó un enérgico Obama, luciendo una camiseta con un coquí declarando orgulloso que coño, no es verde.


Imagen pluscuampatriótica del coquí malhabla’o que defiende su cultura

«Ay. Dios. Mío… Qué. Pachó», exclamó mortificado y ababachado el ex comisionado residente Pedro Pierluisi, auto-flagelándose por haber sido el que les diera los boletos a los protestantes para que éstos pudieran observar la sesión legislativa. «Yo creía que eso de darle taquillas para ir al Congreso a los puertorriqueños que pasaran por mi oficina acá en Washington, D.C. era la parte más importante y gratificante de mi trabajo… sin embargo, veo que debí haber sido más discriminante antes de darle esos boletos a un grupito de pipiolos comefuego que lo que lograron fue hacerme pasar un bochorno y tumbarme el guisito que tenía yo aquí. Ahora que lo pienso bien, la boinita con la monoestrellada que tenía uno de los protestantes, la camiseta del Che de otra, y el gabán con la foto de Albizu con el diente por fuera de otro, debieron haberme alertado a que esto no iba a acabar bien», se lamentó Pierluisi. El ex Comisionado Residente, quien se encuentra ahora empacando su oficina dado que su posición ya no existe porque no es necesaria, igualmente lamentó la pérdida de su empleo: «Si bien es cierto que en el Congreso yo apenas tenía voz, y definitivamente no tenía voto, un guiso es un guiso y la piña está agria, así que esto sucedió en mal momento. ¿Qué se supone que haga yo ahora? Aunque bueno, ¡mi experiencia como empleado gubernamental agachado que no hace nada efectivamente más que devengar un sueldo inmerecido de seguro me abrirá las puertas a básicamente cualquier trabajo de Gobierno!». En efecto, se rumora que Pierluisi sería idóneo para la posición de Embajador de Puerto Rico ante las Naciones Unidas, dado que esta posición, al igual que la de comisionado residente, es también «mayormente simbólica, con poco poder efectivo, y poca capacidad de joder las cosas demasiado».


Pedro Pierluisi, muriéndose de la vergüenza por haber inadvertidamente facilitado la independencia de Puerto Rico

Por su parte, los puertorriqueños que hicieron la protesta en el Congreso se quedaron pasmados al enterarse del éxito de ésta: «Anda pa’l carajo, ¡no pensábamos que esto fuera a funcionar! ¿Ahora qué carajo se supone que hagamos viviendo el resto de nuestras vidas en una república bananera tercemundista? De hecho, ¡ojalá y fuera bananera, porque en Puerto Rico hoy día lo único que se siembra es cemento!». Por su parte, el cantante/actor Carlos Esteban Fonseca, quien acompañara a los protestantes al Congreso, pero quien prefiriera quedarse afuera y servir de portavoz en vez de ser de los que protestaron dentro del hemiciclo, se lamentó: «Si yo hubiera entrado también, ahora sería recordado por todos como un héroe de la patria, en vez de simplemente como el co-animador de Dagmar en ‘Dame un Break’… Pero es que no quise entrar y formar parte del salpafuera, porque un arresto podría impactar negativamente mi avasalladoramente exitosa carrera artística». La sorpresiva noticia de la súbita independencia tomó por sorpresa también al liderato del Partido Independentista Puertorriqueño («PIP», por sus siglas en puertorriqueño): Rubén Berríos Martínez, Presidente del PIP, manifestó estar «patidifuso» ante la noticia, y sobre todo «avergonzado de que no se me había ocurrido algo tan sencillo como irrumpir en una sesión del Congreso e intonar ‘Oubao Moín’ para poner a todo el mundo a llorar». Incierto sobre su futuro político, Berríos confesó que ahora no sabía qué iba a hacer, habiéndose cumplido ya la misión de su vida: «Creo que Fernando [Martín] y yo simplemente formaremos un partido nuevo para seguir guisando con esto de la ley de minoría, y para poder seguir con el julepito de pasarnos la batuta de la presidencia del partido cada cierto número de años».


Rubén Berríos, gesticulando molesto al hablar de cuánto la independencia de Puerto Rico ha desequilibrado su futuro político

La incertidumbre política de Berríos fue compartida por miembros de todas las colectividades de la Isla, quienes, habiendo concentrado todos sus argumentos políticos y su raison d’être en el asunto del estatus, se han quedado ahora sin kiosko. Héctor Ferrer, Presidente del Partido Popular Democrático (PPD), pregutó: «¿Cómo se supone que hagamos que la gente vote por nuestro partido, si no es metiéndoles miedo sobre alguna otra fórmula del estatus, y prometiéndoles beneficios económicos sin que tengan que trabajar?». Igualmente opinaron los dirigentes del Partido Nuevo Progresista (PNP), quienes se quejaron de que «sin poder insinuarle al Pueblo que solamente siendo un estado podremos salir de esta prángana en la cual nos encontramos, ¿qué demonios vamos a poder ofrecerle al electorado?». Sin embargo, se mostraron satisfechos que al menos no tendrían que cambiarle el nombre a su colectividad luego del cambio de estatus, «porque eso de ‘Partido Nuevo Progresista’ como que no quiere decir nada, en realidad… ¡los que sí se jodieron son los del PIP!». Por su parte, el Ingeniero Rogelio Figueroa, otrora Presidente del redundantemente nombrado Partido Puertorriqueños por Puerto Rico (PPR), se lamentó que su colectividad no haya quedado inscrita luego de las pasadas elecciones, porque de lo contrario ahora sí que estarían «poniendo a mamar» a los partidos definidos por una fórmula política. Sin embargo, a pesar de la zozobra que existe entre los líderes partidistas, nadie tiene duda de que éstos lograrán encontrar nimiedades por las cuales diferir, con tal de poder seguir politiqueando y luchando por el poder.


El Ingeniero Rogelio Figueroa, risueño de que su partido teóricamente estaría poniendo a mamar a los partidos tradicionales con su plataforma no basada en el asunto del estatus

El ahora Presidente de la República de Puerto Rico, Luis Fortuño confesó: «Aunque el bump en mí título de ‘Gobernador’ a ‘Presidente’ ciertamente tiene sus atractivos, esto no es un desenlace idóneo en lo que a mí respecta. Ahora tendré que volver a estudiar todas las partes de mi programa de gobierno dirigidas principalmente a facilitarle la estadidad a Puerto Rico, dado que esa opción ya está afuera de consideración. Coño, eso quiere decir que ahora tendré que auspiciar programas de gobierno que simplemente beneficien al país y a sus ciudadanos, sin tener fines político-partidistas ulteriores… ¿¡alguien me quiere explicar cómo carajo se hace eso!?», preguntó Fortuño, desesperado.

Por El Rata