San Juan, Puerto Rico – El viernes pasado, luego de finalizadas las actividades de la Asamblea de Puerto Rico (donde miles de ciudadanos se reunieron al frente del Capitolio a protestar infructuosamente contra las cesantías efectuadas por la administración de Luis Fortuño), un hombre no identificado llamó al servicio de 911 para advertir que había una bomba en la gasolinera Shell de la Avenida Fernández Juncos, y que ésta estaba dirigida a Fortuño. Al día siguiente, el mismo hombre llamó para advertir que en el kioskito de frituras del Escambrón había una plena para Fortuño, para que siguiera aprendiendo de su cultura y de la música típica puertorriqueña.
El individuo, quien se identificó simplemente como «Llera», explicó en su segunda llamada que esperaba que al Gobernador le hubiera gustado la bomba que encontró en la gasolinera Shell, dado que había contratado a los mejores grupos de bailes típicos de la Isla: «La bomba que le dejé a usted era bien rica, y le debió haber subido el ritmo por los pies, por los pies». El propósito de la bomba era darle una demostración a Fortuño de cuáles son nuestras raíces culturales, para que éste se diera cuenta de por qué no debería vender nuestro país cantito a cantito con sus Alianzas Público-Privadas. «Señor Gobernador», imploró «Llera», enmascarando su voz, «dígame qué harían sus mentadas APP’s con ese grupito de bomba que espero usted haya disfrutado a plenitud… ciertamente ellos no seguirían fomentándolo, porque eso no deja chavos», un hecho que fue fácilmente comprobado porque, a pesar de que fueron muchos los curiosos que se pararon a ver qué hacía ese chorro de gente vestida de blanco bailando en una gasolinera a la una de la mañana, nadie les dejó ni un centavo de propina en el sombrero que éstos pusieron para ese propósito.
La bomba con la cual amenazaron a Fortuño en la Shell de la Fernández Juncos
El tal «Llera» no se conformó con regalarle una bomba a Fortuño: también quiso regalarle una plena, «porque si él es como la mayoría de los puertorriqueños de las últimas generaciones, ni siquiera sabe diferenciar la una de la otra». Por tal razón, el misterioso hombre contrató a otros grupos artísticos especializados en bailes autóctonos para que hicieran acto de presencia al frente del friquitín en el Balneario del Escambrón para que deleitaran al Primer Mandatario con un poquito de plena también. «Yo entiendo que no puede haber nada peor para un pitiyanqui que tener que chuparse un espectáculo de bomba y plena: eso debió haber sido como mentarle la madre. Sin embargo, si Fortuño no desiste de su nefasto plan de continuar las Alianzas Público-Privadas, no me quedará más remedio que volver a llamar de nuevo y dejarle un seis bien chorrea’o al frente de la misma Fortaleza, para que no le quede más remedio que verlo».
No se habían visto tantos bailes típicos en la Isla desde que se acabaron las Octavitas
Para culminar, «Llera» le recordó al Gobernador que muchos votarón por él específicamente porque, como todos los poíticos, se suponía que él prometiera y no cumpliera: «¿Cómo va a venir ahora a insistir en esto de las APP? ¡Aparentemente lo único peor que no cumplir promesas de campaña, es cumplirlas!». Justo antes de colgar, el secretivo aculturizador telefónico exhortó a Fortuño a que «se empapara de toda la rica cultura con la que cuenta nuestro hermoso terruño, para que se le hinche el corazón», quizás revelando así sesgadamente su identidad secreta.
Se rumora que este misterioso personaje enmascarado es nada más y nada menos que «Llera»
Por su parte, el Gobernador se encogió de hombros restándole importancia a las amenazas de «Llera», y aseguró: «Ay, bendito: si yo me puedo pasar por las bolas el sentir de los miles de ciudadanos que protestaron contra la gesta de mi Administración al frente del Capitolio y firmar la ley sobre las Alianzas Público-Privadas de lo más tranquiléin, ¡más fácil aún se me hará ignorar a dos o tres gatos dándole a tambores y brincoteando pa’quí y pa’llá al frente de una gasolinera!».