Cada vez que un crimen con múltiples víctimas sacude el país, el tema de si debe restringir o no el acceso a armas de fuego sale a la superficie, pero por alguna razón el Partido Republicano siempre declara, ofendido, que es inapropiado considerar el asunto en esos precisos momentos. «¿Cómo vamos a tener un debate sobre las implicaciones de la Segunda Enmienda justo cuando es fácil de apreciar cuánto sentido tiene restringir el acceso a pistolas automáticas?», preguntó retóricamente John Boehner, portavoz de la Cámara de Representantes e imitador aficionado de Oompa Loompas. «Tenemos que esperar a que haya pasado suficiente tiempo después de un acto de violencia con armas de fuego para tener la perspectiva necesaria para estudiar el asunto — ¡claro que como en los Estados Unidos todos los días alguien es asesinado con una pistola, ese día tardará mucho en llegar!».
Estudiosos republicanos estiman que el día que será finalmente apropiado cuestionar el alcance de la libertad de portar armas garantizada en la Segunda Enmienda de la Constitución es el 32 de hexiembre del año 205T, «o quizás el 33, porque esto no es una ciencia cierta». «Básicamente tiene que ser un día en que el Partido Republicano no dependa ya de los endosos multimillonarios del National Rifle Association (NRA)», explicó Boehner, «y que gran parte de nuestras filas no estén comprendidas por sureños mella’os que nacieron con una escopeta en las manos y quienes aman cazar animales forestales indefensos. Claro está, el día que eso suceda nos pareceríamos demasiado al Partido Demócrata, ¡y preferiría mil veces retirarme de la política y dejar de guisar como representante antes que ser un hediente demócrata liberalucho!», exclamó sobresaltado el portavoz cameral estremeciéndose del asco.