Joseph Ratzinger, conocido (aún) como el papa Benedicto XVI, expuso en su comunicado de prensa que dimite al ministerio petrino por razones de salud (y no, como suelen hacer los políticos, para pasar más tiempo con su familia –por razones obvias). «Debo dejaros ahora, hijos míos», explicó el Santo Padre en su epístola, «porque mi salud no me permite ejercer mi cargo a cabalidad. Claro, mi predecesor mantuvo su cargo por 27 años y aunque estaba cayéndose en cantos el pobre, se la fumó hasta el cabo… but that’s not how Joey R. rolls, foo’! Yo quiero coger la juyilanga antes que explote algún escándalo sobre curas pederastas y vengan a achacármelo a mí por el simple hecho de que ayudé a encubrirlos. Tamdiu, acetabulis!«, concluyó Ratzinger en latín goleta.
La venidera renuncia del papa causó que se le encendiera el bombillo a algunos ejecutivos del canal de televisión Bravo, mejor conocido por sus programas de moda (como «America’s Next Top Model«), de cocina (como «Top Chef«) y de mujeres de alta sociedad comportándose como cochofles arrabaleras (como «The Real Housewives of [insert name of city here]»). «Nuestro catálogo de programas de realidad podría ser más variado, y así poder atraer a la última persona en el mundo que no ve nuestro canal a pesar de que le encanta ver a don nadies discutiendo todo el tiempo», confesó Nigel Tooney, gerente de programación de Bravo. «Sí, tenemos cincuenticuatro reality shows en nuestra emisora… pero podríamos tener cincuenticinco, ¿tú me entiendes?».
La nueva oferta del canal, «The Real Popes of Vatican City», se centrará en la vida de los dos Sumos Pontífices viviendo juntos en la residencia papal, y utilizará cámaras escondidas para capturar minuciosamente todos sus encontronazos y discusiones arrabalescas. «Seguramente uno será bien pulcro y dogmático y el otro será un puerco y un libertino», profetizó Tooney casi salivando, «dejando la mitra tirá’ por to’s la’os o usando el báculo para rascarse la espalda. Casi me imagino los videos confesionales de Benedicto hablando pestes de su sucesor, criticando todo lo que hace o insinuando que la túnica lo hace verse gordo… o al nuevo papa molesto porque Benedicto no lo deja dormir con sus bebelatas y pariseos nocturnos y sus gritos de ‘¿Qué van a hacerme, colegio de cardenales? ¿Excomulgar al exemisario de Dios sobre la Tierra?’. ¡O imagínense que el nuevo papa contradiga alguno de los edictos de Ratzinger y este le vire una copa de vino en la cara y empiece a halarle las greñas!», fantaseó el ejecutivo al borde del delirio.
«Yo solo sé que esto de que haya dos papas vivos simultáneamente es algo que no se ha visto en 600 años«, concluyó Nigel Tooney. «Y si nuestro canal no aprovecha la ocasión para documentar de manera enfermiza todos los encontronazos entre ambos Sumos Pontífices, magnificando el más mínimo desacuerdo para descaradamente acaparar más ratings, lo harán los noticieros… ¡así que mejor picamos alante nosotros!».