Rand Paul, otro más del fracatán de republicanos que piensan que podrían ser presidente de los Estados Unidos, estaba hablando con estudiantes de la Universidad de Drake en Iowa cuando se le preguntó su opinión sobre qué protecciones, si alguna, ameritan los homosexuales en el campo laboral. «¡Ninguna!», replicó rápidamente el senador por el estado de Kentucky. «Allá ellos si quieren estar trayendo detalles de su vida íntima a la oficina como que tienen una ‘pareja’ o ‘hijos’, y luego su jefe homofóbico los bota como bolsa. Ese tipo de información sobre elementos domésticos no pertenecen en el ámbito laboral. Por ejemplo, si yo fuera jefe y un empleado me dijera: ‘Necesito dos semanas de vacaciones porque mi esposa y yo vamos a llevar a nuestros dos nenes a Disney’, yo le replicaría: ‘¡Pérate, pérate, pérate! ¡No necesito que me des detalles cochinos de tu vida sexual, como que te tiraste a una tipa al menos dos veces sin usar condón y la preñaste! GROSS!‘. O si oyera a una subalterna en la oficina diciendo algo como: ‘Anoche mi novio y yo vimos ‘The Martian’ y nos gustó mucho’, yo la pararía en seco y le reprocharía: ‘¡Aquí nadie tiene que saber sobre las lujuriosas andanzas tuyas y del semental con quien seguramente te estás acostando varias veces en semana! Keep it in your pants, Samantha!‘. Es por eso que quien traiga a colación en el trabajo pormenores cotidianos de su vida familiar, merece que lo despidan… ¡por lengüilargo!».
Por eso de que los republicanos no son nada si no son completamente consecuentes con lo que predican, Rand Paul anunció que no volverá a mencionar durante su campaña ni a su esposa ni a sus hijos. «Después de todo», explicó, «cada vez que hablo de mi mujer estoy desvelando mi avasalladora heterosexualidad, e implícitamente trayendo mi vida íntima al foro político. De igual manera ya no me escucharán mentando a mis tres hijos, que son prueba fidedigna de que me gusta tener sexo con mujeres… and that I don’t pull out! ¡Ese es exactamente el tipo de obscenidades que están completamente fuera de lugar en la palestra pública!». Paul añadió, desde la cómoda poltrona de la heteronormatividad: «No es culpa mía si aún hay elementos en la sociedad para quienes los homosexuales ‘tienen sexo’ mientras los heterosexuales ‘hacen el amor’; o para quienes un homosexual mencionando a su pareja es un activista gay haciendo un punto político y enhocicándote su cochino estilo de vida por ojo, nariz y boca, mientras que un heterosexual mencionando a su pareja es completamente normal. Es por eso que, en vez de instrumentar esquemas legales que protejan a la minoría LGBT, lo más razonable es exigir que todo el mundo deje de hacer inocentes alusiones personales en el trabajo. ¡Mira pa’llá! ¡Ya resolví un serio problema social, y ni siquiera me han elegido presidente aún!», exclamó risueño Rand Paul en un adorable derroche de optimismo.