Al cierre de esta edición, el último hombre negro en haber muerto en manos de la Policía en circunstancias sospechosas es Jamal Clark, en Minneapolis, Minnesota, el pasado 17 de noviembre. Como ya ha pasado casi un mes de dicho incidente, los negros en Estados Unidos están en suspenso al no saber quién de ellos será el próximo que, inevitablemente, el día menos indicado se tope con un guardia de malas pulgas que le entre a balazos sin razón alguna. Es por esto que la comunidad se ha organizado para efectuar una lotería que «al menos distribuya equitativamente entre todos nosotros la probabilidad de ser la próxima vida negra que no importó».
Anthony Belmont, portavoz de la comunidad afroamericana estadounidense (que aparentemente no es Al Sharpton, como todos creíamos), explicó: «Ya la sociedad en general nos ha dejado saber –ya sea por apatía total o por comentarios súper racistas en las redes sociales– que nuestra campaña de #BlackLivesMatter no ha servido ni pa’ pool ni pa’ banca. (¡Si tengo que volver a explicarle a otro conservador huelestaca más por qué su estribillo totón de ‘But, ALL lives matter!‘ es la respuesta más ignorante, ofensiva y megapendeja que haya parido madre, me pego un tiro yo mismo, que se joda!). Así que, pues, como no pudimos convencer a nuestros compatriotas de que hay algo malo con el sistema cuando tantos hombres negros son baleados impunemente por policías, lo mejor que podemos hacer es decidir nosotros mismos a quién le toca esta semana; así al menos podemos planificar de antemano la marcha de protesta que caerá en oídos sordos, e igualmente podemos empezar temprano la campaña de exigirle al cuerpo policiaco que publique el video del asesinato que sabemos terminará en nada».
Según Belmont, el sorteo abarcará a todo miembro de la comunidad afroamericana en los Estados Unidos sin que medie la tonalidad de la piel, «por eso de que no vengan algunos gansos estilo Michael Jackson que piensen que aclarándose la piel se quitan el muerto de encima (pun not intended). En la lotería quedaremos registrados todos los colores (desde ‘café con leche Halle Berry’ hasta ‘prieto morcilla Djimon Hounsou’), porque a la hora de ser brutos, los policías racistas no vienen con ñeñeñés de que si cuán oscurito es uno, cuán lacio tiene el pelo o dónde fue a la escuela. Si los racistas piensan que los negros somos todos iguales –criminales, violentos y sospechosos–, créanme que no se van a poner a trazar distinciones por matices de piel. ¡No es como si los policías anduvieran con swatches de colores encima y le entrasen a tiros a gente solo de burnt sienna pa’rriba!». El líder comunitario también indicó que igualmente participarán en el sorteo «incluso latinos caribeños de esos que esconden a sus abuelas, porque los guardias racistas al menos son ecuánimes a la hora de adscribirle cualidades a un sospechoso, sin que medie el origen étnico: ¡pa’ ellos los negros son to’s unos bandoleros, llámense ‘Papo’ o ‘JaMarqus’!».
Expertos en el tema advirtieron que una alternativa a que todo afromericano se resigne a ser eventualmente ultimado por las fuerzas de ley y orden sería que la sociedad se levante unida para exigir que se procese criminalmente a los policías asesinos sin ningún tapujo; estos concluyeron, sin embargo: «Don’t hold your breath«.