El doctor Ricardo Antonio Rosselló Nevares (mejor conocido como «Ricky Rosselló» porque nadie tiene tiempo para tanta vaina) ganó la semana pasada la contienda primarista del Partido Nuevo Progresista por la gobernación, escasamente derrotando al comisionado residente Pedro Pierluisi. «¡Pero si perdí por un trapo ‘e dos por ciento de los votos!», exclamó Pierluisi mientras ahogaba sus penas en un trago de una botella cuya etiqueta decía: «Esto NO es pitorro». «Si por lo menos me hubiera comido los dulces, hubiera podido decirme a mí mismo que simplemente los estadistas prefieren a un nene de Papi con voz de Mickey Mouse a un hombre hecho y derecho con años de experiencia brillando botas en la esfera federal… ¡pero el chamaquito solo me ganó raspa cum laude! Pues nada, si quieren a Ricky, allá ustedes: ¡si hasta Evelyn Vázquez ganó su primaria, es claro que este año los votantes penepés solo estaban en las de joder!».
Aún embriagado de su primera victoria electoral, Ricky Rosselló intimó que su gobierno sentaría muchos precedentes, «empezando con el hecho de que espero poder lograr que los altos dirigentes en mi administración sean encausados por cargos de corrupción antes de que yo juramente –¡y no años después, como le pasó a Papi!». Su primera promesa ya parece ir bien encaminada, porque el mismo día de las primarias, William Berríos, comisionado electoral del PNP y miembro del equipo electoral de Rosselló, fue arrestado en Corozal por intentar impedirle la entrada al colegio a los funcionarios del equipo de Pierluisi en lo que seguramente ha de ser la manera más pendeja y sin sentido de meterse en problemas con la ley. «Yo creía que si los del bando de Pierluisi no podían entrar al colegio electoral, Ricky ganaría por default: ¿eso no es así?», preguntó Berríos, asegurando así que nadie jamás lo confundirá con un genio en el ámbito criminal.
«Jaquetonerías sin sentido y violaciones a los derechos civiles como esta son solo una muestra temprana de cómo conseguiré que todos los miembros de mi gabinete estén tras las rejas antes de haber siquiera asumido sus cargos», se jactó el joven político. «No hará falta que me investigue la inevitable administración popular que sucederá a la mía cuando el pueblo se jarte de mí y me bote como bolsa al cabo de cuatro años: ¡me fiscalizaré yo solito, asegurando que las batatas políticas y amiguitos de Papi que yo trepe en el gobierno sean arrestados más antes que después!». Al preguntarle si esto no reflejaría negativamente sobre su desempeño como primer mandatario, Rosselló replicó seriamente: «Pues claro que no: ¡Yo No Estaba Al Tanto De Sus Actividades Ilegales®!».