Rubén Berríos, el sempiterno presidente del PIP, contó cómo la noticia de la salida del Reino Unido de la Unión Europea sembró en él una nueva idea para su lucha por la independencia de Puerto Rico: «La victoria del llamado ‘Brexit‘ fue el triunfo de la publicidad sobre la lógica. ¿A quién carajo se le ocurre que salirse de la Unión Europea beneficiaría grandemente al Reino Unido, si su mayor comercio seguiría siendo con países de la UE y por ende tendrían que seguir adhiriéndose a muchos de sus reglamentos? Pero nada: se hace una campaña con un nombrecito de lo más aquel, llena de miedo, xenofobia y desinformación, y sale la gente a votar en manadas. Al ver eso me pregunté: ¿por qué el PIP no puede hacer algo similar, a ver si logramos mover a Puerto Rico de la columna de ‘Colonias’ a la de ‘Repúblicas Bananeras Tercermundistas’ antes de que yo estire la pata?».
Berríos explicó por qué él cree que los esfuerzos del PIP nunca redundan en más del 5% de los votos en los comicios electorales: «Finalmente me di cuenta que es porque eso de ‘independencia’ suena a dejar de vivir gratis en casa de los pa’is, tener que pagar el seguro del carro y no tener a los Federicos para que fiscalicen a los pillos del patio: ¿a quién le atraería esa idea? Por otro lado, eso de ‘PRexit‘ suena a aventura, a explorar qué hay ahí afuera, a salir del sótano oscuro donde te tenían encerra’o por décadas para poder finalmente ver la luz del sol». El líder del PIP reveló que había considerado otros nombres para el «rebranding» de su gesta proindependencia, tales como «Obámonos, Que Es Tarde» y «¡U.S.A. Juyir, Crispín!», pero que optó por «PRexit«, porque «a pesar de que suena a antidepresivo o a medicina contra el estreñimiento, como está en inglés automáticamente suena más cachendoso».
«En fin», concluyó el presidente del PIP, «lo que pretendemos es que llamándolo ‘PRexit‘ en vez de ‘independencia’, muchos puertorriqueños pierdan ese miedo que le tienen a no depender de nadie, porque quizás eso a lo que les suena es que ‘si la rompes, la pagas’… ¡y qué mucho nos gusta romper cosas y que las pague otro!».