«¿Su otro alias es ‘Charbo’?», se preguntó atónito El Rata, tras leer el documento que detalla la acusación federal. «¿Tata chiripeaba de bichota en su tiempo libre, es? Cuando salía del Capitolio después de una ardua jornada de no participar en las labores legislativas (digo, aparte de cuando se trataba de quitarle derechos a alguna comunidad minoritaria), ¿Tata se iba a Carolina a ejplotar gangueros rivales? ¿Qué otras facetas interesantes de su vida privada nos revelarán futuras imputaciones criminales? ¡A la verdad que si no es por los Federicos, uno aquí no se enteraría de na’!», se quejó la vil rata maicera, luego de hacerse un poquito de poscón para sentarse a leer el resto del pliego acusatorio de igual manera que algunos boricuas ven La Comay.
«¡Oh, no! ¿Que la representante más religiosa y moral de su generación le aumentó a su empleada el salario de ochocientos a dos mil novecientos pesos pa’ que la empleada le pasara pa’ lante 1,500 pesos? ¡Debe haber una equivocación!», añadió con cara bien bien fake de sorpresa El Cangrimán, mientras tomaba un cafecito irlandés con su periódico en mano. «Esto… ¡esto debe ser una conspiración de la izquierda radical homosexual que corre todo tras bastidores en este país! ¡MANDA FUEGO, SEÑOOOOL!», declaró entre risas compartidas con El Rata.
Aun con lo sabrosas que fueron las alegaciones, la parte del pliego acusatorio que llamó la atención de los dos doctos expertos legales Ñameros fue la evidencia de que Tata es… ¿cuál es el término legal? Ah, «Bruta Con Cojones™».
«Ah, amigo Rata. Por lo visto la FBI ejecutó la estrategia legal de Darte Cuerda Pa’ Que Te Ahorques Solo™ y Tata, tan inteligente, cayó de culo», intimó el Cangrimán, leyendo la acusación número trece, que revela que Tata, al enterarse que era tarjeta de investigación, adorablemente borró todos los mensajes de su teléfono –tal como la FBI esperaba– pa’ añadirle un caso de obstrucción de la justicia. «¡Coño, Cangri! ¡Tú lees rápido! ¡Yo estaba todavía por la parte de que usaron ATH Móvil para transferir los fondos, regalándole un cargo de wire fraud a la FBI! ¡Y yo pensando que no podía ser más bruta que eso!», exclamó El Rata.
En El Ñame no podemos esperar ver cómo Tata descubre a Dios mucho más que ahora y establece un ministerio en la penitenciaría federal que se lucrará de cigarrillos y chicles donadas por la feligresía.