El movimiento de los autoproclamados «princesos» está compuesto, según sus adherentes, por hombres de buenas cualidades que están hartos de ser ignorados y maltratados por mujeres malévolas y abusivas que no saben apreciar lo que tienen. «Si las muchachas delicadas y que creen que se lo merecen todo son ‘princesas’, pues entonces los chicos sensitivos que ameritamos mejor trato somos ‘princesos'», declaró Fermín Sánchez, uno de los miembros del grupo de Facebook llamado «No maltrato a los princesos» (el cual no nos inventamos porque no hacía falta). «Sabemos que muchos se burlarán de nosotros, pero eso no nos afecta: los princesos ya somos frecuentes víctimas de crueles atropellos. ¿Qué importa que nos vejen con palabras hirientes, si nuestros corazoncitos ya están habituados a tanto dolor?», preguntó con voz trémula mientras una furtiva lágrima se escapaba mohína de sus enormes y brillosos ojos estilo animé.
Miguel José Arcadio Almodóvar y Urrutia, el Canciller Auxiliar de la Secretaría Interna de los Asuntos del Uso de la Lengua de la Real Academia Española (o «Migue», como lo llaman todos), fue quien emitió la nota aclaratoria. «La RAE está siempre en alerta para proteger el buen uso de nuestro vernáculo y salvaguardarlo de neologismos funestos y totones», aseguró Migue. «Cuando vi que tanta gente estaba utilizando la palabra ‘princeso’, inicialmente presumí que su uso se debía a extranjeros que ignoraban que la forma masculina del sustantivo femenino ‘princesa’ es ‘príncipe’. Sin embargo, al explorar la semántica del incipiente vocablo, me percaté que no se trataba de parlantes foráneos que desconocen el lenguaje, sino de hombres pendejos que desconocen que son pendejos».
A la hora de estudiar cuál sería el vocablo más adecuado para reemplazar el uso de «princeso», Migue estudió minuciosamente el contexto dado a sus diversos usos. «Fijándome nada más en las imágenes compartidas en estos grupos de Facebook, puedo aseverar sin miedo a errar que nuestra sugerencia es la más indicada», afirmó. «Muchas de dichas imágenes hacen referencia a cómo las mujeres supuestamente maltratan a los ‘princesos’, intentando increíblemente equiparar eso con el muy real y generalizado abuso físico y verbal contra las mujeres. ¿En serio, ‘princesos’? ¿El que una chica los deje por ser unos mamarrachos pusilánimes es igual a que un hombre le more un ojo a su pareja? ¡Quizás si dejasen de quejarse tanto y de menospreciar el sufrimiento de las mujeres, estos ‘princesos’ no estarían preguntándose por qué pasan sus viernes en la noche lloriqueando a solas en la oscuridad de sus cuartos!».