Isla Hillary, Pacífico Norte – En su afán de lograr ser la primera mandataria de un país, Hillary Clinton, la senadora por el estado de Nueva York y derrotada candidata primarista por la presidencia por el Partido Demócrata, anunció que ahora ella es la Presidenta de «Isla Hillary», un pequeño atolón el cual ella ha fundado como nación independiente con el único propósito de gobernarlo.
El atolón Isla Hillary, en todo su esplendor
Fuentes cercanas a la Senadora Clinton intimaron que a ésta «le supo a mierda» que su contrincante primarista y ahora Presidente Electo de los Estados Unidos, Barack Obama, sacara más votos que ella en su lid por la candidatura presidencial demócrata. Y peor aún fue cuando, luego de la victoria presidencial de Obama, éste le hiciera acercamientos a Clinton para que ella se uniera al Gabinete como Secretaria de Estado. «Hillary quería ser Presidenta, punto y se acabó», reveló una fuente anónima cercana a Clinton quien, a menos que nos equivoquemos, parece ser su esposo Bill. «Cuando este chamaquito jaquetón le ofreció el puesto de Secretaria de Estado, ahí sí fue que Sweet Pea— perdón, Hillary, se fue por el techo, mandando a todo el mundo pa’l carajo y diciendo que si ella no puede ser presidenta de esta nación, que fundaría la propia suya… es que esa mujer mía es el diablo», murmuró distraídamente la «fuente anónima».
Obama preguntándole a Clinton si quería ser su Secretaria de Estado, y Clinton planeando cómo va a hacer que la muerte de Obama parezca un accidente
Demostrando que del dicho al hecho no hay un gran trecho cuando se trata de Hillary Clinton, en menos de 24 horas ya estaba registrado en las Naciones Unidas el país conocido como «Isla Hillary», poblado exclusivamente por fanáticos acérrimos y lambeojos profesionales de la Senadora. Aunque su localización exacta es aún un secreto, sí se sabe que la isla-nación está en algún lugar en el Pacífico Norte, y que éste se trata de un atolón que fue técnicamente «invadido a la trágala» por la senadora neoyorquina. «Ustedes saben que yo no como cuento», recalcó risueña la nueva presidenta en su primer discurso a la prensa. «Aquí en Isla Hillary no nos pusimos con ñeñeñés de que si primarias, o que si cáucuses, o que si democracia: la isla se llama como yo, y por ende yo soy su gobernante, y se San Seacabó». En efecto, Clinton no es sólo la Presidenta de la nación, sino también su Vicepresidenta, Secretaria de Justicia, y Delegada antes las Naciones Unidas, «porque si uno quiere hacer las cosas bien, sin que venga un senadorcito culicagado de Illinois a joderte los planes, hay que hacerlas una misma».
«¡Al fin!», gritó Clinton rodeada por leales súbditos; «La primera orden presidencial es… ¡ARRODÍLLENSE ANTE MÍ, HORDAS IMPÍAS!»
Ahora que ha finalmente logrado su sueño, la Presidenta Clinton ahora se pasa el día entero postrada en un diván de terciopelo, siendo abanicada por toscos mulatos que le alimentan uvas y pedazos de carne cruda «para saciar su sed de sangre». En el Palacio Real también habitan su hija Chelsea (quien se rumora está secretamente tramando correr para la presidencia algún día ella también) y su marido, Bill (quien se encuentra amarrado al lecho presidencial con una cadena para «evitar cualquier situación lamentable»). Las leyes en Isla Hillary son «justas, pero severas», según la primera mandataria y auto-denominada Generalísima: «Por ejemplo», expuso mientras le clavaba una mirada penetrante a su marido, «el adulterio de paga con castración. ¿Oíste, Bill? Snip, snip«.
Así es que se ve forzado a vestir el ex-Presidente Clinton, en parte para humillarlo, en parte para satisfacer el apetito lujurioso de su esposa
La Presidenta Clinton, luego de haber logrado finalmente el sitial de poder que tanto añoraba, se mostró conciliatoria para con Obama, extendiéndole a su ex-rival primarista una sincera oferta para que éste sirva en el gobierno de la isla-nación: «Barack, esta oferta es en serio: los portones de mi palacio estarán siempre abiertos para ti si algún día decides aceptar mi oferta de ser mi Morrocoyo Personal, que estas letrinas no se van a vaciar solas», aseguró Hillary con una sonrisa pícara de gato que se meó en el fogón.
En una nota al calce, se reporta que los candidatos puertorriqueños a la gobernación por el Partido Independentista Puertorriqueño de años pasados han quedado asombrados de lo fácil que le resultó a Hillary Clinton convertirse en la Primera Mandataria de una isla completamente autónoma. Edwin Irizarry Mora, el derrotado candidato a la gobernación por el PIP en estas pasadas elecciones, aseveró que si hubiera sabido que apoderarse de una isla pequeña y gobernarla era tan fácil como «tener cojones tamaño Hillary», simplemente hubiera tomado a Granada a la fuerza en vez de «dejar que me comieran los dulces en las urnas como nos han hecho por décadas».
«¡Pa’l carajo con la independencia de Puerto Rico!», gritó Irizarry Mora iracundo; «Yo también lo que quiero es gobernar una isla… ¡la que sea!»