El expresidente y conocido catador de cigarros Bill Clinton estuvo en la Isla de un día para otro principalmente para participar en un foro sobre energía renovable, aunque fuentes cercanas también aseguraron que aprovecharía la ocasión para «echar una cana (o mil) al aire», «comer bueno y gratis» y «ligarse a todas esas mámises boricuas que no estén nada mal». Durante su estadía el exmandatario fue convidado a varios eventos y reuniones, pero ninguno de estos tuvo lugar en la cafetería Kasalta donde el gobernador Alejandro García Padilla llevó a almorzar al presidente Barack Obama. Esto causó que Clinton preguntara: «WTF, man?! ¿Qué tengo que hacer para que me traten igual de bien que a Obama? ¿Haber nacido en Kenia?».
«El gobernador lo que hizo fue servir unos sangüichitos de mezcla, galletitas Ritz con queso y otros piscolabis fríos en la recepción que hubo en La Fortaleza», explicó decepcionado Bill Clinton. «¿¡Qué carajo es eso!? O sea, yo soy el presidente demócrata más querido de los tiempos recientes –¡bueno, al menos desde que salí de la Casa Blanca! Con ese estatus al cual me elevó el uso del retroscopio, ciertamente lo menos que me merezco es que me lleven a comer emparedados a sobreprecio en Kasalta, ¿no?». Enchismado, Clinton prometió que «aquí yo no vuelvo a asomar las narices a menos que Agapito me jure que me llevará a una cafetería española frufrú y over-rated a comer media noches rodeados de jevotas boricuas que no hablan ni una pizca de inglés».
El gobernador García Padilla se mostró apenado por el descuido protocolario y accedió a las exigencias de Clinton, advirtiendo sin embargo que «encontrar jevotas boricuas que no hablen ni una pizca de inglés será mucho más fácil que lograr conseguir una mesa en Kasalta».