La victoria de Davuluri desató furor entre muchos estadounidenses conservadores, quienes denunciaron que ella no es «realmente americana» presuntamente porque su apellido tiene demasiadas vocales y su cerebro demasiado conocimiento. Todd Barnes, un comentarista de la emisora radial de Fox News, fue más allá al opinar que la beldad de origen indio «no representa valores americanos», aclarando que entre estos figuran: «ser blanco»; «poseer una tez ebúrnea»; y «no ser marrón». «No importa que ella haya nacido en Nueva York y que haya vivido en los Estados Unidos toda su vida», indicó Barnes. «¿Cómo puede ser verdaderamente americana si en su casa lo que come son samosas, tikka masala y saag paneer?», preguntó Barnes, demostrando un inusitado dominio de la cocina india y haciendo que nos dé hambre.
Para «mantener la pureza del proceso» y «estar seguros que no vuelva a caernos una mosca en la leche», un grupo de conservadores anunció su propio certamen de belleza, titulado «Miss REAL America» (pronunciado «a-ME-ru-ka»). Sus organizadores garantizaron que la ganadora «será más blanca que el lomo de un armiño y, por ende, una mejor representante del Sueño Americano — ¡que ciertamente no incluye ser oscurito!». Celebrado en Mobile, Alabama, el concurso contará con participantes de todos los estados americanos (al sur de la línea Mason-Dixon), quienes serán sometidas a rigurosos estándares de «pureza americana» antes de ser aceptadas, entre estos: «tener una tez de piel que se encuentre entre off-white y really really white«; «sangrar rojo, blanco y azul»; y «solo hablar un idioma –el inglés–, ¡y cuida’o!». El comité examinador adelantó que rechazaría tajantemente a cualquier aspirante «que exhiba el más mínimo atisbo de foraniedad»; «que tenga más de diez dientes» o «que haya votado por Obama o cualquier otro cochino liberal musulmán comunista como él».
Betty Sue Crowder, la organizadora del certamen, prometió que la ganadora de «Miss REAL America» parecerá una mezcla entre «una comentarista cabecihueca de Fox News» y «una modelo pechugona de revista de rifles». Crowder fue más allá, asegurando que en su concurso todas las participantes serían «más auténticamente americanas que un águila calva comiéndose un apple pie en medio de un juego de pelota donde el Tío Sam es el árbitro». Sin embargo, al preguntarle qué porciento de las aspirantes provendrán de alguna tribu cherokee o apache, Crowder contestó que no habrá candidatas indias, «ni las de los penachos de plumas ni las del puntito en la frente».
La opinión de la mayoría de los estadounidenses sobre el nuevo concurso fluctuó entre «completa apatía» y «foquetazo total». «¿Qué diferencia hace que la ganadora de Miss USA sea de piel oscura o que sea más jincha que las nalgas de Drácula?», preguntó uno de los entrevistados. «Al fin y al cabo a la mujer americana promedio no la representa una modelo palillo de dientes cuya mayor preocupación es si su vestuario está a la moda –no importa de qué color sea su piel. ¡Si quisieran de verdad personificar a la estadounidense promedio, eligirían a una jefa de familia cansada de trabajar dos empleos para mantener a su familia y perdiendo malamente la batalla ante la diabetes tipo dos!».