Al aceptar el galardón, el Primer Mandatario le dedicó su victoria al pueblo puertorriqueño, «sin cuyo apoyo no estaría yo parado aquí ante ustedes con un poco de yema de huevo en la camisa y un trofeo de oro en mis manos. Desde que comencé mi carrera política, me concentré en mis prácticas de Tiritápate, sabiendo que algún día me tocaría botar a miles de puertorriqueños de sus empleos y que eventualmente tendría que esquivar objetos voladores aventados contra mi persona». Hablando sobre su técnica, el Gobernador explicó que hizo la feca de que iba a tomar un poco de agua para poder esquivar más fácilmente el proyectil, razón por la cual pareció ni siquiera haber reaccionado ante el huevazo. Sobre su periodo de entrenamiento, Fortuño reveló que tuvo que haber visto la película «Dodgeball» más de cien veces, y que incluso exhortó a su esposa Lucé a que le tirara con llaves inglesas, «porque si puedes esquivar una llave inglesa, puedes esquivar un huevo».
Fortuño admitió también haberse inspirado por el antiguo campeón de Tiritápate, el ex Presidente George W. Bush, quien en el 2008 esquivara exitosamente un zapato que le tiraron durante una conferencia de prensa en Irak. «Bush es mi ídolo», confesó el Gobernador. «Hasta me da un poco de pena arrebatarle el título… bueno, en realidad no me da tanta pena, porque este trofeo que me gané es de oro macizo, y como están las cosas en la Isla, es bueno saber que si se ponen los huevos a peseta tengo algo que subastar en eBay». Sin embargo, a todas luces el ex presidente Bush no ha tomado a mal su derrota («¿Qué derrota?», preguntó de la nada Carlos Romero Barceló), sino que por el contrario le ha hecho acercamientos a Fortuño para que lo ayude a ofrecer un curso para enseñarle a políticos poco populares cómo esquivar objetos lanzados por ciudadanos disgustados. «Creo que es un campo que tiene mucha salida», aseguró Bush. «Ya tenemos hasta a un alumno en lista de espera: ¡en cuanto se enteró del curso, Hugo Chávez se anotó a primera hora!».
Sin embargo, algunos espectadores se mostraron insatisfechos con el resultado, alegando que el esguince con el que Fortuño burló el lance final no debió haber sido premiado con una puntuación tan alta, dado que su nivel de dificultad no lo ameritaba. «Mano, pero, ¿y cómo es posible que el tipo ese haya fallado el huevazo a esa distancia? ¡Si estaba a quemarropa! ¿Quién lo entrenó para que fuera tan descoordinado, Michael J. Fox?», se preguntó uno de los aficionados del deporte, cuya inconformidad con el esfuerzo del lanzador fue compartida por aproximadamente 3,999,995 espectadores. Por su parte, el individuo a cargo del lance, Roberto Díaz, defendió su desempeño aclarando que realmente en esa etapa ya la competencia estaba decidida y lo único que pretendió fue invitar al Gobernador a desayunar: «La verdad es que el tipo ha logrado esquivar todo lo que le han tirado durante meses, desde los revoluces con la gripe porcina hasta los 17,000 despedidos, así que ya tenía el premio gano. Yo sólo quería revolverle par de huevitos al Gobe, a ver si le gustan», explicó mientras unos amables oficiales de la ley y el orden lo removían a la fuerza del lugar, adiestrándolo así en el difícil arte del contorsionismo.
El propio gobernador Fortuño pareció corroborar la teoría de Díaz, explicando que realmente los ciudadanos de Fajardo se habían pasado invitándolo a desayunar incluso desde antes de hacer su entrada al recinto: «Sí, yo creo que lo que dijo [Díaz] es cierto: aquí todo el mundo se la pasó ofreciéndome desayunos. Lo que sí es que esa gente de Fajardo lleva una dieta bien rara, porque TODOS me ofrecían lo mismo: huevos con galletas», confesó Fortuño extrañado ante la unánime oferta de los fajardeños de «hartarlo a galletas». Fortuño, sin embargo, se mostró receptivo a probar las delicias gastronómicas del pueblo oriental: «Bueno, pues que me jarten de galletas y huevos. ¡Total, en la Fortaleza lo que ha estado sirviéndose últimamente ha sido arroz con culo, así que ciertamente no puedo criticarle la dieta a nadie!».