El autor del documento es el portavoz del capítulo local de la RAE, el lingüista José «Chegüi» Argüelles, quien declaró: «Me agüité al percatarme de que en Puerto Rico está transmitiéndose una telenovela cuyo nombre usa la diéresis a pesar de que no hay ambigüedad de pronunciación que la haga necesaria. Esos dos puntitos que sobran en ‘Fatmagül’ son seguramente los que le harán falta a los pingüinos, a las cigüeñas y a los güimos; a los que toquen güiro, a los piragüeros y a los que están velando la güirita; a las aves de mal agüero, a los lengüeteros y a los sinvergüenzas. Me cagüenná’: ¿no hay suficientes horrores ortográficos en nuestros medios de comunicación locales, es? ¡Yo diría que tenemos tantos que deberíamos exportarlos, no importarlos desde Turquía!». Curándose en salud, Argüelles adelantó: «Y quien me venga con la excusa de que los nombres propios hay que escribirlos como en su idioma original, espero que cuando se refieran al presidente ruso hablen de Влади́мир Влади́мирович Пу́тин!».
El experto en lingüística se preguntó: «¿Cómo es posible que, en un país donde nadie pone un acento ni por equivocación, todo el mundo le ponga consistentemente una diéresis innecesaria a ‘Fatmagül’? Ah, ¡y ni se les ocurra ponerle dos puntitos a esa ‘u’ cuando me citen, ¿oyeron?!», nos amenazó, pero ya era demasiado tarde. «Algunos podrían argüir que se la ponen para que suene ‘alienígeno’, ‘exótico’, ‘foráneo’ (o algún otro adjetivo esdrújulo que seguramente jamás acentuarían)… pero si lo que quieren es algo exótico, ¿qué sería más insólito en Puerto Rico que simplemente acentuar una palabra correctamente? Bueno, está bien: si quieren que algo suene estrafalario a fuerza de ponerle acentos innecesarios en contigüidad, a ver: ¿qůě tąń ēxòtïçõ łèš śüęňå èšťø?», increpó, haciéndonos señas de que nos jodiéramos buscando acentos raros en el Internet para ponerle a sus palabras y probar su punto.
«En Puerto Rico no somos bilingües ni con el inglés», expuso Argüelles exangüe, «¿y me quieres decir tú a mí que ahora vamos a acentuar correctamente el nombre de una telenovela turca que suena a muñequito ochentoso? Digo, a menos que yo averigüe que desde la antigüedad había un chorro de turcos escondí’os en los matorrales de la Isla y ahora salieron to’s de repente. Y quizás alguien me acuse de ser pedigüeño, pero: ¿sería demasiado solicitarle a mis compatriotas –desde los cagüeños hasta los mayagüezanos– que al menos no le pongamos diéresis a palabras que no lo necesitan? Claro está, no es que eso mengüe la exigüidad de corrección gramatical que prevalece en Puerto Rico, pero puede que al menos me apacigüe un poco», concluyó, colmando sus oraciones –y nuestra paciencia– de palabras con diéresis arrastrá’s por los pelos.