«Es lo menos que le debemos al pueblo: pretender que nos importa», expresó la directora ejecutiva de la JCF Natalie Jaresko con su mejor cara de preocupación, tratando de contener la emoción que le da ganarse 625 mil dólares el año para poner ese semblante. «Y no se equivoque: es trabajo arduo. Trata tú de tumbarte más de medio millón al año pagado por el mismo pueblo quebrado sin romper a carcajadas. ¡No es fácil, papá!», explicó.
«Mira pa’llá, esa pobre mujer nos acaba de contar cómo perdió el techo de su casa en el huracán y está en la calle. Casi río a carcajadas por la ironía que si tan solo me ganara 25 mil dólares menos, esos chavitos daban para hacérsela de nuevo de cemento», suspiró, sin cambiar su expresión facial. «Pero como dijo un gran sabio una vez: Such is life«.