La mona, cuyo nombre completo era Consuelo Nancy (pero cuyos manejadores llamaban «Manuela» de cariño) murió al romperse la pared del útero con las uñas de tanto auto-satisfacerse. «¡Siempre temí que muriera de su propia mano, pero nunca de esta manera!», sollozó con dolor Elvis Crespo, quien donó la chimpancé al zoológico mayagüezano hace par de años al verse incapaz de cuidar de ésta en su casa. «Lo más triste es que no recuerdo de quién aprendió esas malas mañas mi querida mascota», se preguntó con dolor el merenguero.
Crespo aseguró que «volaría de la Ceca a la Meca» buscando otra mascota exótica que llene el vacío que dejó la simia. «¡Yo no me bajaré del avión hasta que encuentre otra Manuela que me dé igual satisfacción!», juró el cantante, para el horror de sus futuros compañeros de vuelo.