Se supo que el jugoso contrato se le otorgó a una compañía de nombre «Codom Construction» (el cual nuestro corrector automático siempre trata de cambiar a «Condom Constriction» por razones que no vienen al caso). A dicha empresa también se le otorgó el honor de construir una caseta para guardias por la impresionante suma de $229,600; por esa cantidad suponemos que la caseta es de dos pisos y tiene cocina, comedor y dos baños completos (o que al menos está localizada en alguna urbanización con acceso controlado en Guaynabo con nombre en inglés). Al intentar preguntarle a los dueños de dicha compañía cuáles son sus credenciales y por qué necesitan tanto dinero para construir una trapo ‘ e caseta ‘e guardia, salió a relucir que sus oficinas centrales son un local vacío con un rótulo que dice: «Aquí no hay nada sospechoso: síguelo de rolinpín».
Por su parte, Carlos «Johnny» Méndez, presidente de la Cámara de Representantes, defendió el proyecto de la Plaza de los Creyentes en los Amiguismos Políticos: «¡Sabía que en cuanto la gente oyera la palabra ‘creyente’, se iban a ir en pánico! ¡Asosiéguenseme! Jelou, yo SÉ que existe separación entre Iglesia y Estado en Puerto Rico: ¡está escrito en blanco y negro en nuestra mismísima Constitución! ¡Tendría yo que ser un tarado carifresco que se lava la cara con mea’o para venir aquí ya decirles a ustedes que una plaza dedicada a personas que creen en una religión –cualquiera que sea–, no violenta la separación de Iglesia y Estado! Por eso es que esta plaza es para los creyentes en los amiguismos políticos: tú sabes, esos que consiguen que misteriosas y desconocidas compañías de construcción fundadas hace escasamente unos meses se ganen contratos gubernamentales por miles largos. Porque dime tú a mí: ¿¡hay alguien en Puerto Rico que no crea que ese tipo de chanchullos es el pan nuestro de cada día!?».