Con el plan de «¡Matemos A Menos Gente En Octubre!» Figueroa Sancha estará exhortando a sus oficiales a que hagan de octubre «el mes con menos asesinatos de civiles en lo que va de año». El Superintendente abundó sobre el programa: «Es bien sencillo: lo que quiero es incentivar a mis agentes a que lo piensen dos veces antes de desenfundar su arma y que dejen de andar matando gente a diestra y siniestra, por eso de que nuestro lema es ‘Protección / Integridad’, y no ‘¡Agáchate, so pendejo, que va y te lleno de plomo!’. O sea, me caigo de culo diciendo que la gente sigue confiando en la Policía igual que antes, pero ciertamente si seguimos diezmando la ciudadanía, no quedará mucha gente que confíe en nosotros… ¡bueno, no quedará mucha gente, punto!».
Figueroa Sancha reveló que «el oficial de la Policía que asesine menos víctimas inocentes será el ganador del concurso, y podrá escoger el carro que más le guste del lote de carros incautados, y recibirá un certificado de regalo para cenar en El Zipperle», añadiendo que el agente que mató a otro compañero policía en Luquillo ya está fuera del concurso. El Superintendente también aclaró, ante repetidas preguntas de varios policías, que en efecto «las compañeras consensuales de los miembros de la Uniformada también cuentan como ‘víctimas inocentes’ — ¡ya sé cómo a ustedes les encanta repartirles pezcozá’s a sus mujeres y entrarles a tiros en un ataque de celos, pero sepan que si lo hacen, se quedarán sin el carrito y sin la cenita en El Zipperle!».
La recepción al plan de modificación de conducta propuesto por el Superintendente fue recibido con beneplácito por los más jóvenes agentes de la Uniformada. «Ahora que puedo sacarle un carrito gratis al asunto», aseguró emocionado un cadete recién graduado, «ciertamente lo pensaré dos veces antes de pegarle un tiro a alguien que no obedezca inmediatamente cualquier orden arbitraria que le haya dado. ¡Y por una cena en El Zipperle soy capaz hasta de no entrarle a macanazos al primer pelú’ chancletero que se me cruce por el frente!».
Por otro lado, un oficial con veinte años en la Uniformada adelantó que no tenía intención alguna de participar en el concurso: «Ser un escopetero prepotente y jaquetón es la razón primordial por la cual me hice policía — ¡no para andar con ñeñeñés cuando alguien necesita un buen disparo amansaguapo! Eso de pensarlo dos veces antes de desenfundar mi arma de reglamento me parece una solemne ridiculez: ¿de cuándo acá se necesita pensar para ser guardia — ¡mucho menos pensar dos veces!?».