San Juan, Puerto Rico – Los legisladores y líderes religiosos de nuestro país se han dedicado a atacar esta semana lo que es a todas luces el problema más apremiante que existe en Puerto Rico: la amenaza de los matrimonios gays que como quiera no se permiten en Puerto Rico. Por eso se prestan esta semana a aprobar la resolución concurrente 99 que eleva al matrimonio entre hombre y mujer a rango constitucional. El Ñame buscó la opinión de las dos figuras más prominentes en esta lucha para saber sus motivaciones para esta propuesta.


He aquí el enemigo número uno de Puerto Rico: dos seres humanos que se aman y que quieren hacer un compromiso eterno el uno con el otro y darle un hogar y amor a algún niño cuyos padres naturales de sexos distintos no quisieron. ¡El descaro y la desfachatez!

«Como siempre hemos dicho, si no puedes convencer a la gente con argumentos, o metiéndoles miedo con El Infierno, pues espétales una ley usando a los legisladores desesperados por pescar votos en las primarias», explicó el Arzobispo de San Juan y político aficionado, Roberto González Nieves, a nuestro diario. «Es que las mentes miopes no se dan cuenta de que estamos protegiendo a la institución del matrimonio. Como hemos explicado antes, esto es un movimiento proactivo en caso de que en el futuro las fuerzas homosexuales se atrevan atacar el matrimonio entre un hombre y una mujer. Ese infame ataque que consiste en pedir que ellos se puedan casar y gocen de privilegios legales, al tiempo que el hombre y la mujer podrán seguir disfrutándolos, no debe ser permitido jamás: no, señor».


«En tiempos de antaño sólo hubiera tenido que enviar una cartita al Vaticano, y me hubieran enviado leña, un lighter, y acabábamos con este problemita pa’ rápido. Pero ¡alas!, tendremos que conformarnos con una trapo de enmienda constitucional», dijo el Arzobispo a los patrocinadores del artículo 99

«Otro ángulo que la gente no se da cuenta es que los estamos protegiendo de ellos mismos», explicó el proponente de la medida, el Senador y autoproclamado padrote y defensor del matrimonio, Jorge De Castro Font. «Imaginémonos este caso hipotético de un hombre que se ha casado ya un par de veces y con guille de machote sea en realidad un homosexual de closet, digamos eso sólo hipotéticamente. Digamos también que esa persona es presidente de la Comisión de Reglas y Calendario del Senado y tiene el poder de pasar a votación la medida que le dé la gana en el Senado. Públicamente ataca como perro rabioso cualquier propuesta de los grupos homosexuales para darles derechos conyugales, pero se le ha pasado por la mente tramitar la legalización del matrimonio homosexual para él poder ser finalmente libre y vivir como quiere, con su Fabio boricua con bigote largo, rubio, y pantalones de cuero. Sin embargo, si la ley máxima del país, la Constitución, prohíbe el matrimonio homosexual, pues ya esa persona no podría considerar hacer eso, y acabaría de aceptar la ley de Dios de que el matrimonio siempre será sólo entre hombre y mujer. ¿Ven que hace sentido?», dijo con algo de desesperación en su voz.


«Y su Fabio boricua lo miraría todas las noches a sus ojos y le diría con ese vozarrón sexy y masculino: ‘I can’t believe that was not butter‘. Aaah… ¿se lo imaginan?», dijo el Senador Jorge De Castro Font con mirada de… persona pensativa