«La muerte de Gary Coleman nos tocó muy profundo», explicó Gary Finklestein, productor televisivo de MTV, «sobre todo en la profundidad de nuestros bolsillos. ¿No ven que ese cabroncito iba a figurar en un fracatán de series que estábamos planificando? ¿Qué se supone que hagamos ahora: escribir programas originales de calidad y de valor artístico? ¡Esto no es HBO!». En carácter personal, Finklestein sí lamentó que la muerte del actor significase que el mundo nunca podría averiguar finalmente de qué rayos era que estaba hablando Willis.
En efecto, el liliputiense actor ya estaba en charlas para participar en varios proyectos televisivos, entre éstos: «Tiny and Angry» (en el cual Coleman conviviría con varios otros enanos irascibles y se filmarían sus inevitables riñas y peleas); «Arnold vs. Webster» (un programa que pondría a competir a Coleman contra el igualmente diminuto Emmanuel Lewis para ver quién es el más adorable); y «Diff’rent Strokes: Life After Rock Bottom» (un programa que hubiera reunido en un mismo apartamento a Coleman, Todd Bridges — sacado bajo fianza de cualquiera que sea la cárcel en la que se encuentre presentemente, y Dana Plato — contactada desde el Más Allá por alguna madama y atraída con la promesa de estupefacientes).
La razón de la muerte del diminuto actor no se saben aún a ciencia cierta, aunque algunos testigos aseguran que lo vieron caerse entre las rendijas de una alcantarilla en la calle. Tampoco se ha anunciado todavía cómo será el sepelio de Coleman: la familia está indecisa entre floshearlo por el inodoro como si fuera un goldfish o enterrarlo en el patio de la casa en una caja de zapatos.