«¡Esto no fue lo que yo le pedí al viejo barrigón!», tronó decepcionada Lizvette Martínez, de ocho años, refiriéndose claramente a San Nicolás y a su batalla contra la gula. «¡Yo quería un Lego del Falcón Milenario, y lo que me trajo fue una porquería de Barbie! ¡Y ni siquiera una Barbie Barbie, sino una trapo de Skipper! O sea, Santa Clo: si vas a hacer presunciones sexistas de que lo que quiero es una muñeca, ¡al menos no me traigas una de segunda categoría, ¿vi’te?!».
«Queridos y queridas niños y niñas puertorriqueños y puertorriqueñas: mala nuestra y nuestro», se disculpó Botín Naricita, el duende relacionista público del Polo Norte. «Ciertamente es la intención de North Pole Incorporated (a subsidiary of Coca-Cola)® proveer el más alto nivel de servicio a todos los cristianitos y cristianitas buenos y buenas del planeta Tierra. Trabajamos todo el año para asegurarnos de que cada uno de ellos y ellas reciba los juguetes y juguetas que le tocan de acuerdo a su edad, sexo y nivel socio-económico (claro está, si su Elf on a Shelf no los mangó en alguna movida bochornosa y no los chotió despiadadamente). Errores de esta magnitud nos avergüenzan grandemente, dado que menoscaban la confianza que las familias puertorriqueñas han depositado en nosotros. No encuentro las palabras indicadas para pedir disculpas, así que me limitaré a repetir las inmortales palabras de ese gran prócer Rick Perry: ‘Oops!‘«.
«Hablando claro, la nariz de Rudolph no alumbra como antes, y como no hay luz en casi ningún la’o en Puerto Rico, está bien difícil orientarse», explicó Papá Noel ante preguntas de por qué identificó erróneamente la mayoría de las residencias en la Isla y confundió los regalos de unos niños con los de otros. «No es culpa mía que los postes estén apaga’os, que las carreteras estén mal rotuladas, o que tantas urbanizaciones tengan nombres que se parecen: que si Brisas de la Colina, que si Villas del Mar, que si Alturas del Monte, que si Paseo de las Flores… ¿¡quién no se perdería!?», tronó frustrado. «Ahora bien, les digo una cosa: si este problema de la falta de electricidad se hubiera resuelto para el 15 de diciembre como prometió Ricky Rosselló, esto no hubiera ocurrido. Pero no se preocupen, que a La Fortaleza sí pude llegar bien, así que al menos a UN niñito boricua le tocó el pedazo de carbón que se merece…», intimó con una guiñada de complicidad y ojos titilantes.