«¡Buuujuuu! Mataron a mis amigos y ahora me creo que puedo exigir legislación que evite ese tipo de masacre. ¡Llorones!», despotricó Richard Corcoran, portavoz de la Cámara, quien nunca en su vida ha corrido por su vida mientras ráfagas de libertad vuelan sobre su cabeza. «Mire, estas prohibiciones solo sirven la agenda política de unos pocos. Las pistolas no matan gente. La gente mata gente, claro, con la ayuda de artefactos diseñados exclusivamente para matar a otros seres humanos que se pueden comprar sin mucha dificultad», explicó.
Ante la pregunta de qué se supone estas jóvenes víctimas hagan, este contestó: «Que se pongan a estudiar y dejen que los adultos sigamos vendiéndonos al NRA a cambio de dinero de campaña», sentenció.