El año que ha sido testigo de la muerte de legendarios músicos de la talla de Prince y David Bowie, queridos actores de la talla de Alan Rickman y Gene Wilder, y antiquísimas ex primeras damas como Nancy Reagan, ha asustado a otras celebridades quienes temen ser su próxima víctima. «¡Esto de ser famoso este año se ha tornado algo letal!», exclamó el actor Shia LaBeouf mientras desempacaba sus tereques en la que será su residencia hasta el primero de enero de 2017. «Soy consciente de que hace tiempo no salgo en ninguna película taquillera y que últimamente me he dedicado a ser una parodia de una joven celebridad casquivana típica de Hollywood… ¡o sea que si el 2016 decidió a llevarse a Anton Yelchin, que estaba súper pega’o con Star Trek, que me lleve a mí no es nada!», exclamó atemorizado el actor con más votos en la encuesta «A Quién Debe Llevarse el 2016 Próximamente», seguido por Ricardo Arjona en las siguientes tres posiciones.
Celebridades desde Taylor Swift hasta Angelina Jolie (y sus güelemil nenes) se han escondido en el bunker subterráneo para evitar que el actual año los añada a su creciente lista de personas famosas que se fueron con Los Panchos. Patrimonios nacionales tales como Tom Hanks, Chris Pratt y Emma Stone fueron los primeros en ser escoltados a la guarida en un lugar desconocido donde, se espera, el 2016 no pueda entrar con su vil deseo de exterminar lo poco bueno que queda en los Estados Unidos. «¿Qué seremos nosotros sin nuestros artistas?», preguntó Nicholas Xavier, diseñador y creador del escondite secreto. «Lo único que exportamos los estadounidenses son nuestras películas y nuestra música, y sin nuestros mayores exponentes, ¿qué nos haríamos? ¡Figúrense que tuviéramos que mantener nuestra supremacía mundial de entretenimiento pop con actores de la calaña de Rob Schneider y David Spade? ¡Sería pa’ que hasta lugares como Puerto Rico nos supere en el ámbito del entretenimiento más que con El Gángster y Sunshine Logroño!».